Mundo Musical Almería - Historia

Información sobre la historia musical almeriense

Teatro Apolo

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El Teatro Apolo De sus orígenes a la restauración

Concluidas las obras de rehabilitación del emblemático Teatro Apolo, la Reina lo reinauguró el día 24 de noviembre de 1993. Doña Sofía hizo lo propio dos años antes con el Auditorio Municipal "Maestro Padilla"
ANTONIO SEVILLANO / HISTORIADOR - 18 Octubre, 2009 - 01:00h

La seda por el percal, sin que desmerezca el percal. La suspensión de las representaciones previstas este fin de semana de Cante hondo en el Café de Chinitas, espectáculo liderado por la bailaora Cristina Hoyos, nos obliga a un cambio de tercio. El recambio natural, por historia y arquitectura, era sin duda el recoleto y entrañable teatro Apolo. Es decir, el espacio escénico de mayor antigüedad de la capital: 39 años más que el Cervantes y 109 que el Maestro Padilla. Y el más "misterioso" en sus orígenes, arquitecto, propietarios, etcétera. Gestación a la que trataremos de dar repuesta con la mayor claridad posible dada la escasísimas referencias bibliográficas de que hasta ahora disponíamos. Por ejemplo, la preceptiva ficha del Pgou -protegido grado 2- tampoco aporta antecedentes históricos, salvo adjudicar el proyecto, erróneamente, a Trinidad Cuartara.0

En el último tercio del XIX comenzó la urbanización de las feraces huertas que desde San Sebastián se extendían hasta la primitiva rambla de Belén. Al tiempo que el Ayuntamiento le asignaba un número de "cuartel" (división parcelada a modo de los actuales distritos), procedían a rotular las nuevas vías con nombres "sonoros"; de ahí las de Talía y Calderón, aunque no porque en "tiempos remotos" allí se alzase teatro alguno, del que no hay pruebas que lo documente. ¿Un teatro a extramuros, alejado del centro urbano, en medio de la Vega? No es creíble. El único Calderón de la capital abrió sus puertas en diciembre de 1881 y estaba ubicado en la desamortizada iglesia de San Pedro el Viejo, del Sagrado Corazón o de los Jesuitas (actual de las Esclavas del Stmo. Sacramento). Se anunció indistintamente como Salón de San Pedro.

Coincidiendo con la construcción de la Compañía de María y del proyectado nuevo Mercado de Abastos, en la rambla de Hileros (antes y posterior de Pescadores, Calderón y Obispo Orberá), la sociedad Los Veinte (ampliada), a quien algunos autores aseguran su filiación masónica, adquirió terrenos de la huerta Los Arcos, de María de Burgos, donde alzar un coliseo. Para ello emitieron acciones con el fin amortizar el empréstito solicitado.

En abril de 1881 las obras avanzan a buen ritmo: "(Crónica Meridional) Debemos poner en conocimiento de nuestros abonados que el teatro que se está levantando en la rambla de los Hileros, sigue muy adelante en su construcción, pues además de haberse empezado a colocar los sillares sobre los cimientos de los muros exteriores, se está trabajando con gran actividad en la parte que ha de formar el escenario". En febrero del año siguiente ya estaba concluido a falta de ciertas medidas de seguridad en la fachada, según comunica el Municipio a Sebastián López Muñoz, gerente de Los Veinte -maestro armero, este sí, reconocido masón-, y de que es el gobernador Civil quien debe certificar la viabilidad de la obra y conceder el oportuno permiso de apertura. Los avisos en prensa de Los Veinte siempre se refieren a ella como sociedad recreativa, organizadora de bailes y representaciones teatrales por y para sus propios asociados; ocupaba la planta superior de San Pedro el Viejo. El gacetillero nos pone en antecedentes de reveladores detalles interiore y, para que no quepan dudas, del profesional que lo hizo posible: "El salón que ya empieza a decorar esta Sociedad… consignamos con gusto que la preciosa cornisa que se destaca sobre las arcadas de su elegantes palcos, reúne a la belleza el gusto más acertado, dándole mayor realce sus bien ejecutados adornos de relieve, de severo orden griego. El techo, es trabajo de los renombrados artistas Sres. Busato y Bonardi… Las decoraciones, obra también de estos hábiles pintores, se esperan de un momento a otro… prometiendo la Sociedad constructora que en los últimos días del mes de abril puede tener lugar la primera función inaugural…

Pero no dejaremos de tributar un merecido elogio a nuestro apreciable amigo D. Enrique López Rull, Arquitecto Provincial, que con su creciente actividad, reconocida inteligencia y claro talento, ha logrado ver reunidos el mérito con los detalles y la belleza y la armonía en el conjunto, luchando con las imprescindibles condiciones de economía que han presidido a todos estos trabajos". Aclaro que en el Archivo Municipal no existen planos ni memoria de la comisión de Ornato. Se cumplieron las previsiones. El jueves 27 de abril de 1882 fue inaugurado por la compañía dramática del eminente actor Rafael Calvo, poniendo en escena La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y el "juguete" Esos son otros López. Éxito absoluto de público y crítica que se reprodujo durante los 16 días que duró el abono y dos más a beneficio del director y de los actores, con obras del citado Calderón, Echegaray, Lope de Vega, Tirso de Molina y Shakespeare. Los espectadores pudieron acomodarse en palcos y plateas, butacas de patio y anfiteatro, hasta un aforo aproximado de 500 localidades.

El siguiente gran hito musical se produce con la presencia en Almería del insigne guitarrista Francisco Tárrega. "Procedente de Londres, Viena y París llegará muy en breve a esta capital el sin rival concertista de guitarra D. Francisco Tárrega…". Su debut se produce el 8 de febrero de 1890, interpretando entre otras composiciones Boleras y Panaderas de Arcas y, de auténtico clamor, la Gran Rondeña. Repitió triunfo el día 20, ahora acompañado por los profesores del sexteto Sánchez (abuelo y tíos-abuelo del maestro Padilla). Durante su estancia almeriense se hospedó en la casa de La Cañada de su amigo Antonio de Torres, una de cuyas guitarras "leona" tañía. Con nuevos gerentes el Apolo se reconvierte en Café cantante en medio de un considerable escándalo; aventurando la prensa conservadora los actos inmorales que allí se cometerían y la práctica de juegos de azar prohibidos.

El Gobernador Civil lo autoriza y en octubre de 1896 inicia su andadura; en diciembre debuta "el célebre cantador del género andaluz Juan Breva, con las también conocidas La Gaditana y la Garabita chica". Hasta después de Navidad el malacitano pone el cartel de no hay billetes día tras día: "Este está siendo muy aplaudido todas las noches por la amplia concurrencia. Juan Breva está dando pruebas de la celebridad de que goza en toda España". Con los exitosos quince días en cartel de Juan Breva -empadronado durante un lustro en la ciudad a comienzos del siguiente siglo XX-, ponemos fin aquí a la primera parte de la fructífera existencia del céntrico y longevo Teatro rehabilitado por el arquitecto Ángel Jaramillo y (re)inaugurado en el ocaso del pasado milenio. En su interregno se sucedieron igualmente brillantes acontecimientos, pero ya motivo de otra crónica.

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Teatro Apolo (II) Feudo de Educación y Descanso
25 Octubre, 2009 - 01:00h
La eficaz intervención arquitectónica planteada por Ángel Jaramillo restituyó a su estado original, en la medida de lo posible, el venerable teatro proyectado por Enrique López Rull e inaugurado en abril de 1882. Para ello contó con unas viejas fotografías del Apolo facilitadas por el conserje municipal Juan Zapata (expuestas en la entrada junto a cuatro de las primitivas columnas de hierro forjadas en Talleres Oliveros). Las obras paliaron las acometidas en los años treinta y sesenta, en que se perdieron los palcos laterales a favor de su adecuación como sala cinematográfica, e integrando en un único inmueble las casas colindantes de Juan Lirola y Obispo Orberá, lugar de ensayo de Educación y Descanso y vecina de la antigua Comisaría de Policía y de la ONCE.

Con una nueva gerencia y reconvertido en Café cantante, el Apolo inició su andadura en el siglo XX cediendo en parte el glamour de la centuria anterior. En 1900 se establece el Círculo Literario y el Republicano y acoge sesiones poéticas de Juegos Florales. En enero de 1908 (sin perder el original nombre) pasa a subtitularse Salón "Ena Victoria" y en 1916 Kursaal Salón Music Hall. Definitivamente, en la década de los veinte, cierra sus puertas al mundo de la farándula (bailes de máscaras, salones de juego, camareras de alterne) en medio de un notable escándalo; tachándolo la derecha conservadora y el Obispado de contrario a la moral y, a mayor inri, ¡a precios prohibitivos! Más adelante se instaló La Unión Ferroviaria y un economato de los Ferrocarriles del Sur. Construido a expensas de la sociedad Los Veinte (ampliada), la propiedad actual corresponde a la Junta de Andalucía, quien tiene cedido su uso, conservación y explotación al Ayuntamiento. La cronología de sus diferentes propietarios y vicisitudes podemos establecerla a través de protocolos notariales del Archivo Histórico y en el Registro de la Propiedad.

Tras la guerra incivil, la Secretaría Nacional de Cultura Popular delegó sus funciones en la recién constituida Obra Sindical de Educación y Descanso -dependiente de los Sindicatos Verticales franquistas-, quines ocuparon el teatro. Mientras realizan tareas de limpieza y adecentamiento, abren la terraza Apolo A, en el solar que hoy ocupa el Gran Hotel y el Palacio de Justicia (pasada dos décadas se le sumaría la Apolo B, en terrenos de la Escuela de Formación Profesional "Francisco Franco", c/. San Juan Bosco). Su programación al aire libre cubre la temporada estival ofertando, junto a sesiones de cine: veladas de boxeo, compañías de ópera flamenca, bailes y cantos regionales, actos políticos y sindicales, cruces de mayo, etc. En el Apolo A, por ejemplo, radicó la primera Caseta Popular de titularidad municipal y la primera -previo pago los hombres y gratis la señora o señorita acompañante- de ambiente andaluz y convencional: engalanada con farolillos, guirnaldas y motivos agrícolas (parrales, barriles de uva), rifas, tómbola, orquestas de bailes y vocalistas actuantes en el Café Colón o Español. Entre las figuras del flamenco de la época que subieron a su tablado tenemos a Pepe Marchena, Niña de la Puebla, El Americano, Jacinto Almadén, El Mejorano o Canalejas. En Almería, dado su excelente clima, proliferaron este tipo de locales lúdicos a cielo abierto (en su momento documenté hasta una veintena); lo céntrico y espacioso de sus emplazamientos las hizo desaparecer al compás del feroz desarrollo urbanístico desatado en la capital en los sesenta/setenta.

De regreso al coliseo de Obispo Orberá, cinco nombres propios caben destacar: Santiago Frías, director de la Obra Sindical; Cristóbal López Lupiáñez, responsable de Educación y Descanso; Rafael Barco y Francisco Gomis Peinado, directores musicales, y José Fernández Campos "Richoly", alma mater de su grupo de Coros y Danzas. Recordarán igualmente que durante los años 60 y 70 en el Apolo cohabitaron teatro y cinematógrafo, escenario y pantalla grande, e incluso fue sede del Cine Club Oseyda, dirigido por el "camarada Antonio Amérigo". Sin embargo, fue tres los apartados específicos en donde alcanzó su máximo esplendor: Cuadro de Actores y Lírico, Concursos de Variedades y Flamenco y los citados Coros y Danzas, en competencia con Sección Femenina. A falta de un ensayo monográfico, valgan unos reducidos apuntes.

El 7 de abril de 1952 -prólogo a la Semana Santa- el grupo artístico de Educación y Descanso escenificó el auto sacro-musical "Mater Dolorosa" (repetido en años posteriores por distintos elencos de aficionados pertenecientes a la Obra Sindical). En la primera parte, la agrupación musical de Cámara, bajo la dirección del maestro Rafael Barco, ofreció un concierto con obras de Grieg, Beethoven y Mozart; dando seguidamente paso al "recital de canto de la notable soprano lírico-dramática Asunción Giráldez". En la segunda parte fueron los coros de E. y D., a gran orquesta, interpretaron "Los siete Dolores de María Santísima", "cooperando el Cuadro Artístico de la Obra en la representación plástica de los mismos". Conducidos por el locutor Quino Santaella, allí se escucharon las voces solistas de Santiago Frías, Juan Checa, Manuel Gutiérrez, Pilar Velasco, Segado, Antonio Alonso y el amigo Miguel García (propietario de la acreditada Jamonería Andaluza, en Puerta de Purchena). Autoridades, afiliados, familiares y público en general llenaron por completo el mediano aforo del teatro Apolo, ovacionando a los músicos, actores y cantantes en la doble función de tarde-noche.

A comienzos de diciembre de 1957 parejo éxito obtuvo la reposición de la zarzuela lírica-andaluza "En mi jaca jerezana", libreto de Ramón Guijo y José María Rull con música de Rafael Barco. La obra, estrenada en diciembre de 1935 en el teatro Cervantes, está ambientada en la serranía de Ronda durante la subida en romería a la Virgen del Escondrijo. Barco nos cuenta que respecto a la original "se habían estrenado algunos musicales que antes no tenían, y que el público acogió con cariñosos y prolongados aplausos: una plegaria en el segundo acto para la tiple, un terceto cómico y una voz para el personaje llamado "El Inglés". Yugo destacó entre sus intérpretes a Angel Barceló, Isabelita Quero, Francisco Rodríguez, Rosalía de la Rosa, Tomás Salvador y Andrés Samper.

Sin espacio para mayores consideraciones, debemos agradecer la ímproba labor realizada por Pepe Richoly en el rescate y estilización de los más genuinos cantos y bailes autóctonos; disponiendo para ello de los mejores cantaores y guitarristas locales y de un ramillete espléndido de bailaoras/es que supieron difundir el folclore provincial en numerosas giras por España y el extranjero. En distintas fechas coincidieron con los concursos de Flamenco y Variedades "Fiestas sin Hilos", antecesora local del nacional "Fiesta en el Aire". Digamos para concluir, que la peña flamenca Los Tempranos (merecedora sin duda de todo un capítulo) tuvo en el Teatro Apolo el marco escénico idóneo donde desarrollar su arte… ¡Ay, aquella Pastoral Flamenca de 1972 vestidos todos de pastorcitos… !

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http://www.culturandalucia.com/.../Teatro_Apolo_de_Almeria








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Cine en Almería - PRENSA














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Nieves Navarro García

NIEVES NAVARRO O SUSAN SCOTT, LA ACTRIZ ALMERIENSE QUE FUE REINA DEL EROTISMO EN ITALIA
Nieves Navarro García es una apreciada actriz nacida en Almería el 10 de noviembre de 1938, aunque la mayor parte de las veces, desde su marcha a Italia, apareció en los créditos de las películas en las que intervino con el nombre artístico de Susan Scott.

De aquí se fue con apenas doce años. La familia, como tantas otras de la provincia, buscaba nuevos horizontes en tierras catalanas. Comenzó como modelo publicitaria y de modas en Barcelona, llegándole mayor la popularidad gracias a un conocido anuncio televisivo de una conocida marca de coñac. A continuación, siendo ya una acreditada modelo viviendo en Madrid, le surgió la oportunidad de trabajar en un programa de Televisión Española. Sus primeros trabajos en el cine tuvieron lugar en los spaghetti western que en los años sesenta se rodaban asiduamente en Almería.

Se casó con el productor y director italiano Luciano Ercoli y se instaló en Italia. Allí realizará la mayor parte de su carrera, que terminó derivando hacia el cine erótico italiano y el giallo (policiaco), género en el que destacó como una gran estrella, con grandes éxitos del género como "La Ssaga de Emannuelle". Intentó volver al cine español con títulos como “Dulce piel de mujer” junto a Fernando Rey, pero sin el éxito esperado, por lo poco más tarde anunciaba su decisión de abandonar el celuloide.

Hace ya algunos unos años regresó a España, afincándose definitivamente en Barcelona. Ha intervenido en más de medio centenar de películas. Aquí en Almería, en el desierto de Tabernas rodó una decena de ellas, entre otras, "Los largos días de la venganza" (1967), "El halcón y la presa" (1966) su mejor película, "Una pistola para Ringo" (1965) Rodada en Almería y "Totó de Arabia" (1964) que fue su debut.

JOSE ANGEL PEREZ

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José Rubio Urrea

URREA: UN SINVERGÜENZA DE LUBRIN
José Rubio Urrea, conocido artísticamente como Pepe Rubio, nació en Lubrín el 10 de septiembre de 1931 y falleció en Madrid el 15 de marzo de 2012. Su primer contacto con la industria cinematográfica se produjo cuando comienza a trabajar como botones en una productora. Debutó como actor en 1953 y en su carrera artística ha protagonizado obras como "Seis personajes en busca de autor", "La muerte de un viajante" o "Don Juan Tenorio" o El baile de los ladrones de Jean Anouilh a las órdenes de José Tamayo y en el Teatro Lope de Vega, en Madrid éste le dio un papel en la obra "Edipo", de Sófocles, (1952).

Entre otras piezas sobresalientes de teatro que José Rubio estrenó y representó figuran "El diario de Ana Frank”,"La caída de Orfeo", "Los intereses creados", o "El alcalde de Zalamea". Empieza a tener cierta fama interpretando uno de los papeles de "El divino Impaciente", de José María Pemán y fue entonces cuando conoce a Paco Rabal, quien sería su padrino artístico.

Hijo de un minero, en 1939 se traslada con su familia a Barcelona, en donde trabajó en una fábrica textil y una de productos químicos, hasta que se incorporó al servicio militar a los 18 años. Sus mayores éxitos vendrían de la mano de grandes clásicos de la comedia española, como la pieza "Enseñar a un sinvergüenza", de Alfonso Paso, con más de 12.000 representaciones en 15 años desde 1969, lo que le convertiría en uno de los galanes solteros más preciados de la escena española y que se adapta al cine en 1969. En 1972 se aparta del cine, tras haber intervenido en una treintena de películas, entre las que destacarían entre otras: La casa de la Troya (1959), de Rafael Gil, Siempre es domingo (1961), de Fernando Palacios, "El señor de La Salle", "Escala en Hi-Fi" (1963), "Los guardiamarinas" (1966), "Enseñar a un sinvergüenza" (1969), "La casa de los Martínez" (1971), ¿Qué hacemos con los hijos? (1966), de Pedro Lazaga, Don Erre que erre (1970), de José Luis Sáenz de Heredia, En un mundo nuevo (1971), de Fernando García de la Vega o "Blanca por fuera, rosa por dentro" (1972). Durante esa época triunfa también en televisión, sobre todo con el espacio "La casa de los Martínez" (1967-1970) y posteriormente en el programa de Marujita Díaz "Música y estrellas" (1976), ambos de Romano Villalba.

Desde el inicio de los años setenta centra su carrera en el teatro, donde interviene tanto en montajes dramáticos como "Seis personajes en busca de autor", "La Celestina" o "Muerte de un viajant"e como sobre todo en comedia: "¿Dónde están mis pantalones?", "Mayores con reparos", "Pasarse de la raya". En 2006, además, interpreta la secuela de "Enseñar a un sinvergüenz"a, con el título de "¿Qué fue del sinvergüenza?"

Falleció el 15 de marzo de 2012 en Madrid a los 80 años de edad.

JOSE ANGEL PEREZ

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Cine Katiuska


https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/110160/en-las-entranas-del-cine-republicano

En las entrañas del cine republicano
El edificio del cine Katiuska ha abierto sus puertas a todo el que quiera pasar y dejar dentro una bolsa de basura
Fachada principal del que fue cine Katiuska, en la calle General Luque.

EDUARDO D. VICENTE 14:39 • 11.07.2016
En el último tramo de la calle General Luque, frente a la bajada hacia el Parque y a unos metros de la Avenida del Mar, se mantiene en pie el esqueleto de lo que fue el antiguo cine Katiuska. Es otro edificio perdido que de tanto abandono le han crecido las chumberas en las cornisas y en la terraza. Su destino será venirse abajo, desplomarse sobre la acera con toda la historia que encierra para levantar sobre sus cenizas un piso moderno.

El Salón Katiuska fue uno de los cines de Almería en los años treinta. Llevaba el nombre de la célebre zarzuela del maestro Sorozabal ‘Katiuska’ o ‘La Rusia roja’, como también se le conoció, que contaba una historia de amor en la época de la revolución bolchevique. El Katiuska nació en tiempos de la República y fiel a su nombre siempre tuvo una clara inclinación soviética. En la ciudad le llamaban el cine rojo.

A diferencia del Teatro Cervantes, que sólo proyectaba películas los fines de semana, el Katiuska abría todos los días con dos funciones, a las seis y a las ocho de la tarde. Fue el primer cine en la ciudad que puso de moda una sesión infantil, los domingos a las tres de la tarde. Esta idea fue repescada en los años setenta por el empresario Juan Asensio, en aquellas proyecciones para niños de los domingos por la mañana en el cine Moderno.

Antes de convertirse en sala de cine, el Katiuska fue un almacén de barrilería, por lo que hubo que hacer una reforma completa en su interior. Una de las paredes del local se levantó sobre la vieja muralla árabe que bajaba desde la torre de poniente de La Alcazaba por la calle Socorro. La entrada y la taquilla estaba en la fachada principal, en la calle General Luque, frente al Parque, mientras que en un costado, tenía la puerta de salida. Por dentro, el salón era estrecho y alargado. Las butacas eran sillas de madera y la pantalla estaba situada al fondo, metida hacia la calle del  Socorro. Los fines de semanas, ofrecía tres sesiones diarias: a las tres y media, a las seis y media y a las diez de la noche. Siempre proyectaba dos películas, la primera de dibujos animados y la segunda de reestreno.

Fue el primer cine que se instaló en el barrio. Pertenecía a la vez al distrito de la Plaza de Pavía y a La Chanca. Allí pudieron ver los jóvenes de la época las películas de Charlot y las del Gordo y el Flaco al módico precio de dos perras gordas. Tenía un modesto patio de butacas y bancos de madera a modo de gallinero que llevaban impregnado en las tablas el olor del zotal.  Los domingos, cuando la sala se llenaba y no había asientos suficientes, era habitual que la gente fuera al cine tirando de una silla de su casa.

El Katiuska siguió abierto durante los años de la Guerra Civil. Antes de las películas se proyectaban documentales de propaganda que enviaban desde el Ministerio de Cultura de la República. Aquellas cintas intentaban levantar el ánimo de la población con arengas que hablaban de la inminente victoria de las tropas republicanas. En el verano de 1936, la empresa montó también una terraza de cine con el nombre de Katiuska, junto a la Rambla, a la entrada del puente de la estación. Antes de que se produjera el alzamiento militar, en aquellas primeras semanas del verano, la terraza competía con la de Versalles, instalada sobre el solar del antiguo campo de fútbol de Regocijos, con la Hesperia, que funcionaba al aire libre en el recinto del Tiro Nacional, y con la terraza Iris Park, que se montaba sobre el ruedo de la Plaza de Toros.

En los días de guerra el Katiuska era también sede de mítines y arengas políticas. En septiembre de 1936 celebró una función benéfica a beneficio de las milicias antifascitas, y llegó a convertirse en la única sala de la ciudad que mantuvo el cine a diario en los tiempos más complicados. Al terminar la guerra el edificio fue clausurado. Quitaron de la fachada el cartel con el nombre y la bandera de la República y en su lugar pintaron con letras rojas: “Viva Franco”.

En el mes de noviembre de 1939, el cine volvió a abrir sus puertas al público, pero con el nombre cambiado. El Katiuska pasó a llamarse ‘Salón Nacional’. La primera película que dio fue ‘Satanás’, una de miedo con Boris Karloff y Bela Lugosi. El nuevo Katiuska, ahora con otra denominación, estuvo abierto un año.

En 1941 el viejo cine se transformó en un negocio de manipulación de esparto hasta que la familia Oliveros compró el edificio y lo convirtió en un almacén de hierros para sus talleres.

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El Circo

LOS INOLVIDABLES CIRCOS EN AQUELLAS FERIAS DE ALMERIA EN EL PUERTO

La magia del circo nos envolvía, en aquellos años no había televisión y la gran carpa redonda del circo con sus estrafalarios personajes nos hechizaba, exhalando reflejos multicolores inéditos para la retina de aquellos niños escasos de divertimento y de los adultos. En aquella España de los cincuenta de luces mortecinas, pobreza y tristeza, el circo actuaba como una válvula de escape hacia la ilusión. En nuestra feria agosteña, el circo siempre tenía su lugar reservado. Detrás del espectáculo había sin in embargo, la triste realidad. Se palpaba en el ambiente de los artistas mucha penuria. Pero estos pedazos de artistas, payasos, domadores, malabaristas, trapecistas, etc, ocupaban esos días de feria lo que era la ilusión. De entonces hasta ahora todo ha cambiado. Estos eran algunos de los circos que en los años 50 y 60, con su gran troupe, veíamos en la capital. ¡AH! Tampoco podemos olvidar el gran teatro de Manolita Chen.

J.A.P.











2 de abril de 1970, la riada que se llevó el circo en Almería, Rambla de Belén, abril de 1970. Restos del circo "Las Vegas"


El dos de abril de 1970, sobre las diez y media de la mañana, empezó a descargar una intensa tormenta que se mantuvo hasta la una de la tarde. La tromba de agua tuvo especial virulencia en la rambla de la Chanca, que se desbordó arrastrando todo lo que encontró por delante, sorprendiendo a los vehículos que a esa hora circulaban. De los numerosos coches, uno de ellos con seis pasajeros y otro con uno, fueron arrastrados al mar falleciendo todos los ocupantes.

La rambla se desbordó y la tromba de agua caída causó numerosos desperfectos en distintas barriadas de la capital, principalmente en Los Molinos, la Vega, Pescadería, La Fuentecica, Quemadero, y La Cañada de San Urbano.

En la rambla de Belén arrastró el teatro portátil "Las Vegas" de la empresa Gómez Cabeza, cuya estrella estelar era la cantante Carmen Morell. Las perdidas se evaluaron en unos dos millones de pesetas. Se perdieron vestuarios, equipos de sonido y mobiliario, que quedaron flotando sobre las aguas de la dársena del puerto. El teatro no estaba asegurado y llevaba 45 empleados.


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Lola de Almería



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Cine Roma





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Cine Reyes Católicos


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Cine Moderno


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Cine Listz






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Cine Imperial

En sesión de tarde, el 15 de enero de 1959 abre sus puertas al público en el paseo Versalles, actualmente avenida de Pablo Iglesias, el popular cine Imperial, desaparecido hace ya varias décadas. 

Después enfrente de su primitiva ubicación, a finales de los años setenta hubo otro Multicine Imperial con varias salas. El primer Cine Imperial era único e irrepetible, igual que su encantadora terraza repleta de galanes de noche y oliendo a jazmines, con sesiones dobles con películas de vaqueros y Joselito, su ambigú, el cucurucho de pipas, las papicas de la sierra y el entrañable Orange Crusch Su propietario, Juan Asensio Rodríguez, dueño de los cines Roma, Pavía, Moderno, Cervantes y Gelu murió trágicamente asesinado en febrero de 2004 de dos disparos de revolver en el ascensor de su edificio.

El Imperial fue uno de los cines más modernos de la capital. El día de la inauguración se proyectó la película “La Violetera” de Sara Montiel y con el popular galán italiano Raf Vallone de coprotagonista.

Había tanta expectación en ver a la Saritísima que la cola de espectadores llegaba hasta la Puerta Purchena. Varias parejas de la extinta Policía Armada se tenían que multiplicar para poner orden en las filas. El tema central del almeriense Jose de Padilla, sigue considerándose como una pieza magistral. La película dirigida por Luis Cesar Amadori se había estrenado unos meses antes en el cine Rialto de Madrid, con un gran éxito de público y de la crítica especializada.

JOSE ANGEL PEREZ



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