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Cine Hesperia


EL AÑORADO SALÓN HESPERIA EN LOS AÑOS 50 Y 60
(Agradecida aportación de Eduardo del Pino - Resumida)

Se inauguró el domingo 11 de noviembre de 1923 con un lleno absoluto para presenciar la película de cine mudo ‘Reina por el pueblo’. Desde sus comienzos, el Hesperia estuvo muy vinculado al pulso de la vida social de la ciudad, abierto siempre a actos políticos y a sesiones benéficas.

En marzo de 1926, acogió una película sobre la toma de Alhucemas por las tropas españolas. El fin de esta proyección era la de recaudar fondos a beneficio de la Cruz Roja. Los domingos se llenaba en todas sus sesiones con los estrenos que la empresa traía. El más recordado por el impacto que tuvo en la ciudad, fue el de la película ‘Morena Clara’, el once de abril de 1936.

Para poder conseguir una entrada para las funciones de tarde y noche se formaron colas que doblaban las esquinas del Paseo y de la Rambla. El Hesperia funcionó con éxito en aquellos años superando la popularidad del Cervantes. La empresa llegó a montar una terraza para el verano, cuando la sala de invierno tenía que cerrar sus puertas debido al sofocante calor que se acumulaba en el interior. En 1934 apareció la terraza Hesperia, que en su origen nació en un solar junto al puente de la Avenida de la Estación, escenario en el que se mantuvo hasta el verano de 1936, cuando tuvieron que trasladarla el campo de deportes del Tiro Nacional, al otro lado de la Rambla.

En los años de la Guerra Civil siguió funcionando, aunque ya no llegaban películas de estreno. El salón Hesperia formó parte de la vida de varias generaciones de almerienses y fue, sobre todo, el cine más popular en los años de la posguerra. Ningún cine tenía ese olor a zotal tan impregnado en las sillas de madera y en las viejas cortinas del recibidor como tenía el Hesperia; ninguna sala tenía un gallinero tan recogido ni tan preparado para que las parejas se besaran a oscuras ni para que los niños, desobedeciendo las órdenes, comieran pipas y cacahuetes eludiendo la vigilancia de los acomodadores. El Hesperia llevaba grabada en el alma toda la atmósfera gris de las tardes de domingo, cuando la juventud no tenía otro entretenimiento que meterse en el cine y darse una vuelta por el Paseo.

JOSE ANGEL PEREZ

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