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Discoteca Galaxia (El Alquián)

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Las noches de ligue en la discoteca Galaxia
Se inauguró en el verano de 1979 en la barriada de El Alquián
Galaxia en una noche de mises con el locutor almeriense Juan Domínguez

EDUARDO D. VICENTE 12:15 • 11.03.2016
Galaxia fue el último repunte discotequero en Almería,  hija del empujón que para este tipo de salas supuso la película Fiebre del Sábado Noche, que vino a resucitar las discotecas cuando ya estaban en decadencia. Galaxia nació en el verano de 1979, saliendo a escena con un aire innovador, queriendo ser diferente a todo lo que habíamos conocido hasta entonces en Almería. Presentaba un gigantesco local, donde además del baile se proyectaban películas de cine, con un bar amplio para tapear a la hora del hambre y lo que era más importante, dos pistas a gusto del consumidor: la clásica para la música disco, y otra más íntima donde sonaban de forma permanente las canciones lentas. La pista de las lentas fue una novedad, pero no funcionó como querían los dueños del negocio. Las canciones de amor triunfaban desde la espontaneidad que suponía estar bailando las rápidas a pasar de golpe a las lentas sin cambiar de escenario. Uno estaba compartiendo una canción disco con una muchacha que acababa de conocer y de pronto se metía la canción de amor que invitaba a juntarse, a unir los cuerpos sin escapatoria.

Pero una pista exclusiva para lentas le quitaba ese toque de naturalidad que requería el momento entre dos jóvenes en pleno proceso de conquista. El hecho de tener que dirigirse a la muchacha en el tumulto de las rápidas y gritarle al oído: “¿Te vienes a las lentas?”, convertía ese instante en un compromiso, en una pequeña travesía del desierto que difícilmente terminaba bien, salvo que se tratara de una pareja ya establecida.

Galaxia vivió años de esplendor con su sonido sensurround, que nunca supimos bien que significaba, y sus amplias instalaciones donde cada fin de semana acudían miles de jóvenes a bailar, a ver cine y a disfrutar de las actuaciones en directo que a veces se organizaban. En los tiempos de éxito era tanta la demanda que la empresa fletaba autobuses desde Almería, que llevaban y traían a la gente a la discoteca. Galaxia le quitó público a las discotecas que por aquellos años sobrevivían en la ciudad, y sobre todo, a escenarios que en otros tiempos fueron auténticos templos del baile juvenil como la popular discoteca ‘La Pradera’, en Campohermoso, que fue un símbolo de su época, refugio de una generación de jóvenes del Campo de Níjar que dilapidó sus fines de semana en aquella sala con aire rural. Cuántas parejas de novios se forjaron en aquellas largas madrugadas entre cubalibres y cigarrillos rubios.

Galaxia también le hizo daño a otra discoteca de referencia como la Principal de Viator, que tuvo su época dorada en los años setenta cuando los sábados por la noche y los domingos a media tarde la sala se llenaba de los quintos que bajaban desde el Campamento.

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https://almeriaantigua.blogspot.com/2018/06/las-estrellas-de-las-noches-de-galaxia.html

Las estrellas de las noches de Galaxia
por Eduardo Vicente para La Voz de Almería

En los años 80 la célebre discoteca del Alquián puso en marcha el concurso ‘Galaxia busca una estrella’. Eran malos tiempos para las discotecas que empezaban a ser desplazadas por los pubs de moda.
La joven aficionada a la Canción Pepe Velasco, con vestido negro y verde, fue una de las que se presentaron al concurso de la discoteca Galaxia. Les prometieron una gran final en la Plaza de Toros que nunca llegó a celebrarse

Galaxia buscaba una estrella y fueron muchos los jóvenes almerienses que se acercaron a la discoteca del Alquián con la ilusión de ganarse una porción de fama, un trozo de gloria que los diera a conocer aunque solo fuera en el estrecho contexto de Almería. El concurso se organizó a comienzos de la década de los ochenta, cuando las discotecas empezaban a languidecer, cuando los empresarios tenían que echar mano de la imaginación para que sus negocios siguieran siendo rentables, La fiebre del sábado noche empezaba a ser un recuerdo y una moda, la de los pubs, iniciaba un despegue vertiginoso entre la juventud.

En medio de este panorama llegó 'Galaxia busca una estrella, rodeado del glamour de la radio en directo y con el aliciente para los ganadores de poder llegar a la gran final en la Plaza de Toros y de grabar su propio disco.

Atraídos por esa ilusión fueron muchos los jóvenes que se inscribieron en el concurso, con sus mejores trajes, con sus mejores vestidos, convencidos de que al menos por una noche, iban a hacer realidad sus sueños de ser cantantes. Unos días antes de la actuación oficial se presentaban en la discoteca para hacer un ensayo de la canción que iban a interpretar con los músicos. Llegaron, cantaron, unos triunfaron, otros se fueron con la decepción debajo del brazo, y todos terminaron con la impresión que deja un sueño frustrado. Esa gran final en la Plaza de Toros, en la que les habían contado que iban a estar grandes artistas como Julio Iglesias y Rocío Jurado, nunca llegó a celebrarse, y al final, las estrellas se fueron quedando en el camino, sin otra recompensa que la satisfacción por el deber cumplido y el diploma que acreditaba su participación.

Galaxia buscaba una estrella para poder remontar el vuelo y recuperar los años de esplendor vividos a finales de los setenta, que ya parecían irrecuperables. Galaxia había sido el último repunte discotequero en Almería, hija del empujón que para este tipo de salas supuso la película Fiebre del Sábado Noche, que vino a resucitar las discotecas cuando ya estaban en decadencia.

Galaxia nació en el verano de 1979, saliendo a escena con un aire innovador, queriendo ser diferente a todo lo que habíamos conocido hasta entonces en Almería. Presentaba un gigantesco local, donde además del baile se proyectaban películas de cine, con un bar amplio para tapear a la hora del hambre y lo que era más importante, dos pistas a gusto del consumidor: la clásica para la música disco, y otra más intima donde sonaban de forma permanente las canciones lentas. La pista de las lentas fue una novedad, pero no funcionó como que- ríanlos dueños del negocio. Las canciones de amor triunfaban desde la espontaneidad que suponía estar bailando las rápidas a pasar de golpe a las lentas sin cambiar de escenario. Uno estaba compartiendo una canción disco con una muchacha que acababa de conocer y de pronto se metía la canción de amor que invitaba a juntarse, a unir los cuerpos sin escapatoria. Pero una pista exclusiva para lentas le quitaba ese toque de naturalidad que requería el momento entre dos jóvenes en pleno proceso de conquista. El hecho de tener que dirigirse a la muchacha en el tumulto de las rápidas y gritarle al oído: “¿Te vienes a las lentas?", convertía ese instante en un compromiso, en una pequeña travesía del desierto. No existía otro local en toda la provincia que pudiera ofrecerlas posibilidades de Galaxia, un templo de discoteca, con una capacidad para cuatrocientas personas, superando en un centenar a la mítica discoteca Apocalipsis, que con sus trescientas plazas de aforo había sido la más amplia de su tiempo. Galaxia vivió años de esplendor con su sonido sensurround y sus amplias instalaciones donde cada fin de semana acudían miles de jóvenes a bailar, a ver cine y a disfrutar de las actuaciones en directo. En los tiempos de éxito era tanta la demanda que la empresa fletaba autobuses desde Almería.

Galaxia le quitó público a las discotecas que por aquellos años sobrevivían en la ciudad, y sobre todo, a escenarios que fueron templos del baile juvenil como la popular discoteca 'La Pradera’ en Campo Hermoso, que fue un símbolo de su época, refugio de una generación de jóvenes del Campo de Níjar que dilapidó sus fines de semana en aquella sala con aire rural. También fue una dura competencia para otra discoteca de referencia como la Principal de Viator, que tuvo su época dorada en los años setenta cuando la sala se llenaba de soldados. La gran discoteca del Alquián sufrió un incendio en 1985 y unos meses después regresó con un nombre renovado: Galaxia-Gabar. El cambio solo fue una lenta agonía. Su tiempo ya había pasado.

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