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Chipo

Fotos aporte de Chipo

Joaquín Alberto Martínez Cortés, "Chipo". En múltiples páginas web, este nombre está asociado como guitarrista y bajista de Almería que inició sus actividades profesionales en el año 1971, con el conjunto almeriense Teddy Boys, grupo legendario de esta ciudad con el que llegó a grabar dos LPs en la segunda mitad de la década de los setenta.

Su rastro en la música pop de Almería habría que buscarlo mucho antes en grupos de cierto "nombre" como "Los Ibéricos" junto a Vicente Montserrat - ex Rivers, Antonio "Aro" y otros componentes.

También este "Peter Pan" de la música, eternamente joven, tuvo sus primeros escarceos musicales en los Kustom junto a Manolo Barrera, Juan "Elvis", y Blas Díaz, como batería. Personalmente donde mejor hay que situar a "Chipo" en aquellas fechas sería en "Los Gringos", sin genero de dudas el mejor grupo de Almería sonando en directo. El conjunto tenía unos instrumentistas de primer nivel, como Antonio Rodríguez, "Aro" a la guitarra solista, "Chipo" al bajo, José Pérez Cirera a la guitarra rítmica, y Juan Miguel Soriano Rubio "Juanmi" a la batería.

Pasada esta época romántica en la historia personal de "Chipo", y con el paso de los años, un nuevo horizonte se le abre al genial músico almeriense. Se trata del jazz. "Chipo" se introdujo a partir del año 1979, en ese estilo musical y cambió la guitarra solista por el bajo eléctrico o el contrabajo. Esta sería a grandes rasgos la tarjeta de presentación de "Chipo" a nivel nacional, pero hay que ampliarla a otras matizaciones como, que formó parte de innumerables conjuntos de jazz de Almería, tales como "Puerta Purchena", grupo con el que actuó en el primer festival de Jazz de Almería en el año 1984, el denominado "Indal Jazz" en sus variadas fórmulas como trío, cuarteto, etc.

Se puede decir que, a nivel local Chipo, ha tocado con todo el mundo. Su don de la ubicuidad le ha permitido estar en distintas formaciones a la vez. Hablar de la música pop en Almería -en cualquier dimensión- es hablar invariablemente de Joaquín Alberto Martínez Cortés "Chipo".

Actualmente compagina su trabajo en "Diego Cruz Quartet", como contrabajista, con sus otras actividades musicales, como "Teddy Boys", el grupo de versiones Beatle, "Beatles Connéction", y el grupo de rock&roll, "The Sun Rockets". Este grupo está formado por: Diego Cruz, voz, guitarra y semibatería; Chipo Martínez, Guitarra y voz, y Pepe Lee Luis, al contrabajo, autores de multiples experiencias. El grupo ofrece verviones que van desde Elvis Pressley hasta Jerry Lee Lewis, pasando por Eddie Cochran, y hacen un repaso al mejor estilo de música de la historia.

"Chipo" tiene un lugar preferente en la historia de la música en Almería, como poli-instrumentista, compositor, innovador y eterno perseguidor de sueños. Si no hubiese existido "Chipo" tendríamos que habérnoslo inventado.

José Ángel Pérez García












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Yo, con mi bajo, año 1967. Esa puerta, con la foto de Mirelle Mathieu, es la del local de ensayo de "Los Gringos".



Soy músico y maestro de primaria, aunque no ejerzo. Me gusta escribir relatos. Un poco tímido, pero buen conversador. Tengo sentido del humor. Soy fan de los Beatles desde el año 1963. He visitado los Santos Lugares de Liverpool. Me encanta viajar.





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Información básica
Sexo: Hombre
Fecha de nacimiento: 29 de mayo de 1948
Ciudad de origen: Ciudad Jardín, Almería, Spain
Situación sentimental: Casado
Busco: Amistad Contactos profesionales
Ideología política: Extrema Izquierda Moderada
Creencias religiosas: No, gracias a Dios
Información personal Actividades: La Música, la pintura, la literatura, escribir (relatos)
Tocar Jazz (el contrabajo), dibujar
Intereses: La ciencia y la ecología
Música favorita: Jazz, pop, rock and roll, Clasical y, sobre todo, The Beatles
Programas de televisión favoritos: Documentales y películas. Odio la programación "standard".
Películas favoritas: Comedias, ciencia ficcion, aventuras, fantasía. Me encanta Billy Wilder. Considero uno de sus filmes más entrañables "Qué pasó entre tu padre y mi madre".
Libros favoritos:Divulgación científica, novelas historicas, ciencia ficción y ficción, pero menos. Dejo muchos "best sellers" a medias. Me encantan los relatos o cuentos.Acerca de mí:Soy músico y maestro de primaria, aunque no ejerzo.
Me gusta escribir relatos. Un poco tímido, pero buen conversador. Tengo sentido del humor. Soy fan de los Beatles desde el año 1963.

Información de contacto
Dirección de correo electrónico:
Formación y empleo Universidad: Escuela de magisterio, Magisterio
Instituto: Instituto nac. de enseñanza media de Almería '66

Empresa: Autónomo
Puesto: Guitarrista y contrabajista
Lugar: Almería, Spain
Descripción: Actividad musical, grupos y orquestas de baile y jazz

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24 diciembre 2008
A todos vosotros, mis amigos y los que están en proyecto, porque considero que forman parte de mí (y espero que yo de ellos), os deseo lo mejor que se pueda desear (en estas fechas y siempre): tranquilidad de espiritu, buena salud y clardad de ideas para discernir lo que de verdad es importante.
Y a modo de regalo minimalista os envío mi último relato, el que escribo todos los años por Navidad. Espero que os guste. Un emotivo abrazo para todos.
Chipo.

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El Rey Justo
   Justo y Miguel eran amigos desde parvulitos. Vivían muy cerca el uno del otro, casi a un tiro de piedra. Sus casas estaban separadas por una ramblilla o pequeña vaguada, poblada de matorrales, guijarros y lagartijas, donde solían pasar parte de su asueto ideando pequeñas barbaridades. Nada serio, solo cosas de niños. Justo, además de hijo único, era inquieto y aventurero; Miguel, por el contrario, intuitivo y pacífico y el menor de cinco hermanos. Tanto se complementaban, que se forjó entre ellos una irrevocable amistad. Juntos, eran felices, sin importarle demasiado el mundo más allá de su barrio. Y se sintieron muy mayores cuando, con una semana de diferencia, ambos cumplieron siete años.

   Pero, a pesar de apreciarse como hermanos, había cosas en sus vidas que los separaban mucho más que la vaguada, aunque ellos lo ignoraban por completo. Justo habitaba un notable “chalet” de nueva construcción, mientras que la casa de Miguel era un antiguo y destartalado cortijo sin tierras. El padre de Justo era jefe del negociado de Abastos, adicto al régimen y ganaba unas seis mil pesetas al mes. La familia de Miguel era pobre. Malvivía con el escaso sueldo de su padre, empleado de carbonería, que no remontaba los cincuenta duros a la semana. Y su futuro era tan negro como la cara del progenitor cuando, pedaleando sobre su oxidada bici, volvía de trasegar carbón cada jornada. 

   Al término de la guerra, pasó tres años en la cárcel por haber sido sindicalista, sargento en el frente republicano y pobre. Eso equivalía a la negación del pan y la sal. No conseguiría un empleo digno para él ni ayudas, becas o universidad para su descendencia. Sin embargo, toda esta indecencia era totalmente ajena a un niño de siete años. Para Justo, el padre de su cómplice de correrías solo era un tipo genial, capaz de hacer para su hijo cosas tan maravillosas como ese increíble camión de alambre –que tanto envidiaba él- del que sobresalía un largo volante que permitía conducirlo como los de verdad.

   Dos días antes de Nochebuena, cuando en todas las radios se escuchaba la letárgica cantinela del sorteo, los dos inseparables se encontraban en casa de Miguel. Justo, algo alborozado por el comienzo del jubileo navideño, comentó que había pedido a los Reyes Magos un tren eléctrico, un mecano y un balón de reglamento, aparte de lo que le pondrían en casa de sus abuelos. Y, a continuación, preguntó a su amigo:
   -¿Y a ti qué te van a traer?
   -No sé… Seguramente, una pelota, como el año pasado –respondió Miguel sin mucho entusiasmo.
   -¿Tan poco? –se extrañó Justo.

   El padre de Miguel, atento a la conversación de los niños, contestó por su hijo.
   -Los Reyes Magos son muy “democráticos”. A los ricos les traen mucho y a los pobres, casi nada.
   Justo no sabía el significado de aquella rara palabra que pronunció el padre de su compañero -ni lo retorcido de su uso- pero creyó ver un profundo desdén en la frase. Y, de ser cierto lo que creía entender, una sospechosa injusticia en el comportamiento de sus majestades.

   Al regresar a su casa, preguntó a su padre si era verdad que a los niños pobres los Reyes les “echaban” menos juguetes que a los niños ricos. Fue su madre la que respondió a la embarazosa cuestión, dado que su esposo no supo salir del aprieto.
   -Hijo, a veces, algunos niños pobres son más traviesos y contestones. Y tú sabes que eso disgusta mucho a los Reyes. 

   -Pero, Miguel es un niño bueno. Y me ha dicho su padre que, porque es pobre, solo le van a traer una pelota. Creo que no es justo.

   Justo anduvo preocupado por esta cuestión durante varios días, hasta que se le ocurrió la solución perfecta. La noche de reyes no se dormiría, sino que aguardaría a que ellos llegaran y les hablaría del asunto. Les haría ver que no es nada ecuánime que los pobres tengan menos juguetes. Sobre todo, su amigo Miguel, que, además, es un niño muy bueno.

   Y, por fin, llegó el cinco de enero. Y, por fin,  se hizo de noche. Y, por fin, tras la cena, puso sus pequeños zapatos en el salón. Justo ascendió las escaleras totalmente convencido de que aguantaría sin dormir hasta el momento de su epifanía particular. Se acostó y dejó la luz encendida. Así aguantaría mejor. Mas, al rato, entró su madre y comprobó que estaba profundamente dormido. Le dio un tierno beso en la mejilla y apagó la luz.

    Justo dio un respingo cuando despertó sin tener conciencia de haberse dormido. Se calzó las zapatillas y bajó hasta el salón como el rayo, aunque procurando no hacer ruido. Era demasiado tarde. Los Reyes ya habían pasado por allí. Y, al contrario que cualquier otro chiquillo de su edad, lamentó que así hubiese sucedido. Miró el reloj de pared, eran más de las cinco de la mañana. Ahí estaban todos sus regalos: el tren, el mecano, el balón… Todo lo que había pedido. “Y a Miguel, tan solo una vulgar pelota”, se lamentó. No, no era justo.

   Y, entonces, tuvo otra magnífica idea. Subió a su habitación, se puso el abrigo, la bufanda, el gorro y las botas de nieve, por si acaso. Abrió la puerta con mucho sigilo, la trabó con una maceta para que no se cerrase y comenzó a caminar calle abajo, envuelto en la oscuridad de la noche de Reyes más fría que había conocido. Cruzó la rambla por un camino que detectaría hasta con los ojos vendados. Alzó el trinquete de la arruinada verja de lo que ni el más ferviente de los optimistas llamaría jardín y depositó el abultado paquete al pie de la añosa puerta pintada de verde de la casa de su amigo Miguel.

   Durante el camino de vuelta a su hogar, Justo parecía no sentir el penetrante frío que lo envolvía, porque la sensación de haber reparado una injusticia era suficientemente cálida como para mitigar la inclemencia de una noche austral. Su amigo tendría un tren eléctrico, eso era lo importante. Y respecto a los Reyes Magos, ya les cantaría las cuarenta el año que viene. Le iban a oír, porque, de verdad que esa vez no se dormiría.

Chipo Martínez.

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FELIZ CUMPLEAÑOS “CHIPO”. ORGULLOSOS DE QUE SEAS EL MEJOR MÚSICO ALMERIENSE

Joaquín Alberto Martínez Cortés, "Chipo" nació el 29 de mayo 1948 en la barriada de Ciudad Jardín en el seno de una familia sin demasiados antecedentes musicales. Hoy cumple 69 años. En múltiples páginas web el nombre de “Chipo” está asociado como guitarrista y bajista de Almería que inició sus actividades profesionales en el año 1971, con el conjunto almeriense Teddy Boys, grupo legendario de esta ciudad con el que llegó a grabar dos LPs en la segunda mitad de la década de los setenta, pero antes hay “mas historias”. Chipo disueltos Los Gringos en 1967 se aparta de la música unos años para finalizar sus estudios de Magisterio, pero el “veneno” seguía latente y la llamada de Juan Morata en 1971 para suplir a Juan Miguel González en los Teddy Boys marca definitivamente su vuelta a la música.

Con apenas 14 años, Chipo, junto a unos vecinos del barrio, Pascual, Blanes-uno de los primeros que tuvo una guitarra eléctrica de verdad- formó “un grupo” al que pomposamente bautizaron con el nombre de “The Rythmic Boys”. Corta y efímera vida prolongada con un par de cambios en el conjunto- Paco Carreño y Vicente Montserrat- relanzados con el nacimiento de Los Catinos (tomaron el nombre de un conjunto catalán que ya destacaba en 1961). Luego llegaron Los Kuston -nombre tomado de la marca de guitarras que ya usaban. En los Kuston la cuestión musical era cosa de Chipo- siempre en primera línea-Juan Cortes “Elvis” cantante contorsionista que bordaba los temas de Ten Tops o Elvis Presley, Blas Díaz a la batería, José Amat Fenoy “El 14” a los teclados y Manolo Barrera a la guitarra solista. Sin género de dudas, a pesar de que luego surgirían los Krons y Los Ibéricos -nubes de verano, en cuanto a su existencia como grupos- Los Kuston fueron el embrión de lo que posteriormente fueron Los Teddy Boys, Los Gringos y Los Stukas, Los Ibéricos dejaron cierto rastro en la música pop de Almería y es que en la génesis de la música pop almeriense al inicio de los años sesenta hay varios nombres íntimamente ligados a ella. Son los casos de Joaquín Alberto Martínez “Chipo”, Vicente Montserrat Salas y Antonio Rodríguez “Aro". A pesar de sus cortas experiencias haciendo y deshaciendo grupos, buscaban un perfil adecuado a la música que querían interpretar. De ahí su paso por Los Rangers, Los Krons e incluso el dúo “Litle Rock”. Los Ibéricos seguían alimentándose de actuaciones en festivales, reuniones de amigos o actuaciones en las emisoras de Radio Almería y Radio Juventud. Mantenían el mismo lugar de ensayo, la casa de Chipo en Ciudad Jardín y cuidaban muy mucho su vestuario a imagen y semejanza de los grupos británicos. 
Se estaban gestando, Los Gringos, uno de los mejores grupos de Almería en aquellos años. En sus filas, como cantante entró José Pérez Cirera y Juanmi Soriano, abandonó Los Ruthy Jazz y entró a formar parte de este nuevo grupo como batería, marchándose Vicente Montserrat del conjunto para posteriormente formar Los Rivers, pero ya por aquellas fechas, verano de 1964, habían nacido Los Teddy Boys.

Pasada esta época romántica en la historia personal de "Chipo", y con el paso de los años, un nuevo horizonte se le abre al genial músico almeriense. Se trata del jazz. "Chipo" se introdujo a partir del año 1979, en ese estilo musical y cambió la guitarra solista por el bajo eléctrico o el contrabajo. Esta sería a grandes rasgos la tarjeta de presentación de "Chipo" a nivel nacional, pero hay que ampliarla a otras matizaciones como, que formó parte de innumerables conjuntos de jazz de Almería. Se puede decir que, a nivel local Chipo, ha tocado con todo el mundo. Su don de la ubicuidad le ha permitido estar en distintas formaciones a la vez. Hablar de la música pop en Almería -en cualquier dimensión- es hablar invariablemente de Joaquín Alberto Martínez Cortés "Chipo".

(En la fotografía un servidor acaba de entregar una placa a Chipo)

JOSE ANGEL PEREZ

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